El proceso educativo en la escuela secundaria es realizado por docentes con diferente formación profesional, ya sea normalista o universitario. La Escuela Normal Superior de México ha tenido un gran papel en la historia de la educación en nuestro país, puesto que ha sido la formadora de los docentes a nivel secundaria durante varias épocas.
Esta escuela tuvo su origen, en el proyecto de Ley para la creación de la Universidad Nacional que el maestro Justo Sierra elaboró y que se publicó el 10 de febrero de l881 en El Centinela Español en México. Este proyecto, fue autorizado y puesto en marcha, en abril de l910. De 1910 a 1924 la Facultad de Altos Estudios impartió cursos para la formación de maestros. En febrero de 1924 se hace una reorganización de la Facultad de Altos estudios y da paso a la aparición oficial de la Escuela Normal Superior de México. (Pérez López, 2003)
En la actualidad, la educación normal prepara a los educandos para que ejerzan la docencia en los distintos tipos y niveles del Sistema Educativo Nacional. Tiene como estudios antecedentes inmediatos el bachillerato; la duración de una carrera es de cuatro a seis años.
Dichas Licenciaturas serían las siguientes:
- Licenciada en Educación Normal Preescolar
- Licenciada en Educación Normal Primaria
- Licenciada en Educación Normal Primaria Intercultural Bilingüe
- Licenciada en Educación Normal Secundaria Modalidad Escolarizada
- Licenciada en Educación Normal Secundaria Modalidad Mixta
- Licenciada en Educación Normal Física
- Licenciada en Educación Normal de Educación Especial
El normalismo como fenómeno consecuente del proyecto educativo de una minoría, configurará un perfil del maestro ideal que tendrán que producir las Escuelas Normales Nacionales.
Dicho perfil se refiere a que todo maestro debe tener las capacidades para transmitir de una madera correcta a sus alumnos las armas para tener una competitividad en el mundo social donde se encuentran, ya que dicha educación es la base de su formación.
“La concepción de normalización remite al disciplinamiento como un requisito para ejercer el magisterio. La primera condición para ejercer el magisterio es una conducta intachable y una moralidad probada.” (Alliaud, 1992).
“El maestro procurará con su conducta y en todas sus expresiones y maneras, inspirar a sus alumnos amor al orden, moderación y dulzura en el trato, sentimientos de honor, amor a la virtud, a la ciencia, honor al vicio, inclinación al trabajo, despego al interés, desprecio a todo lo que diga exceso y lujo, en el comer, vestir y demás necesidades de la vida.” (Latallada, 1916)
Todo alumno de la escuela normal, como de la escuela primaria tiene una base educativa en sus respectivas educaciones. El normalista por el lado de que la educación que está adquiriendo es la base para poder transmitirla a otros de una forma pedagógicamente correcta; y el alumno de primaria la educación que recibe es la base de toda su educación.
La educación normalista tiene una gran oposición a la educación universitaria, y por ende existen diversas investigaciones de corte comparativo con respecto a ambas posturas, dando por entendido que son diferentes desde su plan de estudio, y que existe, en cierta medida, una rivalidad. Los normalistas tienden a tener una formación dirigida a diversas disciplinas y métodos de enseñanza, mientras que los universitarios tienden más a una formación sólida en su disciplina. Esto nos provoca diversos cuestionamientos respecto al campo laboral de la docencia para los normalistas y los universitarios, puesto que en la actualidad se puede contratar a un docente egresado de la universidad, de la misma manera que a un docente egresado de la normal para diferentes grados de educación secundaria, siendo que en el pasado predominaba dicho campo laboral para los egresados normalistas únicamente.
“El proceso de escolarización de la sociedad, históricamente ha sido inverso; primero se establecieron las universidades, que poco a poco representaron e incluyeron a las corporaciones profesionales, mientras que la educación elemental, ahora básica y pública, surge de la "misión de instruir al pobre y al mismo tiempo normalizarlo".” (De Guzmán, 1986: 404)
Es importante el estudio de las identidades de los normalistas y universitarios, para identificar las diferencias que existen entre ellos en la práctica docente.

Existen muchas diferencias con respecto a los planes de estudio entre los normalistas y los universitarios. Los cuales afectan su desempeño laboral en la práctica docente.
Algunas características que definen la práctica docente son:
- Tenacidad y disposición para emprender caminos de cambio.
- Trabajar en colectivo reconociendo la diversidad de niveles de desarrollo de sus integrantes.
- Su aprendizaje gira en torno a la escuela, ya que a través de ella se generan cambios tanto en los contenidos como en la planificación, evaluación, en la pedagogía, así como en la relación escuela-comunidad.
- Ejerce la profesión docente con responsabilidad, compromiso y ética.
- Promueve la iniciación del trabajo colectivo en la escuela con otros profesores, con los niños y niñas, con actores claves de la comunidad y autoridades educativas.
- Estimula la acción dialógica.
- Asesora y ejerce acompañamiento permanente dentro del colectivo y establece enlaces o redes con otros actores e instituciones que dominen una temática particular.
- Es dinámico, integrador, creador, flexible, objetivo y guía.
- Sabe escuchar.
- Coordina y asesora procesos organizacionales, gerenciales, pedagógicos y comunitarios.
- Toma decisiones compartidas.
- Es un líder transformacional, un negociador.
El plan de estudio por el cual esta constituido la escuela normal secundaria es bastante extenso y abarca diversas áreas académicas. Estos nos exponen que un normalista al egresar tiene un dominio de diferentes aspectos, los cuales están enfocados en la educación para los estudiantes de nivel secundaria. Y de igual forma son de suma relevancia, ya que en ellos podemos localizar muchas de las bases del normalismo y el porque, tal vez se le de preferencia a los normalistas como docentes a nivel secundaria.
“Las redes de escolaridad, ya sea normalista o universitaria, se constituyen mediante prácticas discursivas referentes de pertenencia profesional. A pesar de ello, los orígenes y fines de cada sector son distintos, las relaciones entre sí se muestran en el presente, ya sea como "polos opuestos", o bien la formación normalista como "débil y precaria", por lo cual necesita ser "profesionalizada" constantemente, además de que se ha propuesto su "universitarización". Frente a una formación de carácter universitario que, aunque cuestionada es valorada como "más sólida". “(Medina, 1999)
La comparativa que se manejará será con respecto a un cierto sector educativo, para poder abarcar en su totalidad los factores que le rodean e influyen sobre dicha problemática. Éste será en dirección a las escuelas secundarias.
Por éste motivo nos enfocaremos a la normal secundaria, tanto escolarizada como mixta y a los universitarios respecto a las materias que se manejan en los planes de estudio de la educación secundaria.
La escuela normal secundaria maneja diferentes especialidades en sus dos modalidades y cada una de ellas conforma su plan de estudio. Ésta educación es como un cóctel de cada una de dichas especialidades.
“Aquí también radica el clásico privilegio que la cultura normalista ha otorgado a la formación en la “práctica” y el dominio de la didáctica y la pedagogía como lo competente del egresado normalista. Pues es este, uno de los rasgos distintivos de la carrera, donde desde mi punto de vista radica la mayor fortaleza y debilidad de la tradición normalista, si tomamos en cuenta que dicho aspecto es un elemento básico pero no único de la práctica docente.” (Míreles, 2001: 46)
La práctica que realizan los profesores normalista varia en relación a los universitarios, puesto que éstos últimos están enfocados en una sola materia, y una sola especialidad, y en cambio el normalista tiende a saber un poco de todo, puesto que comparten un tronco común entre especialidades.
“Los profesores normalistas, a diferencia de los universitarios, están al tanto de la didáctica que implica cada uno de los contenidos de las materias que imparten. Esta situación se puede deber a que, en su formación, el profesor normalista ve como necesario el uso de la didáctica de los contenidos que impartirá; en el caso del profesor universitario, es raro que en la currícula de su licenciatura de formación se incluya la formación en didáctica, esto sólo ocurre en las licenciaturas que tienen que ver estrictamente con educación o en los estudios de posgrados. Los profesores normalistas utilizan mayor número de materiales didácticos para su exposición que los profesores universitarios.” (Zapata y Reyes, 1998).
La contratación, en el área laboral, de los docentes normalista y universitarios ya es más amplia, en el sentido de que, antes se le daba prioridad en el rango escolar a los profesores egresados de la Escuela Normal; pero ahora ya es más equilibrada dicha contratación, puesto que también se les considera a los egresados de universidades para cubrir los perfiles de un empleo como docente.
El interés que presentamos en está investigación es el hecho de que existen varias diferencias que enfrentan los profesores cuando son egresados de las distintas instituciones educativas que estamos tratando, las cuales son las escuelas normales en comparación con las escuelas universitarias a nivel licenciatura.
Ésto, con el fin de poder desarrollar un marco comparativo de identidades laborales en la educación secundaria entre docentes egresados de escuelas normales y los docentes egresados a nivel licenciatura de las universidades, en busca de problemas de carácter y aspecto social, cognoscitivo y formativo.
Éstos hechos nos adentran a un universo de cuestiones de divergencias entre universitarios y normalistas. Basándonos en el supuesto de que los docentes normalistas poseen una mayor facilidad de ingreso al campo de la práctica docente en comparación con los docentes universitarios. Nos surge como objetivo el identificar ¿Cuáles son las diferencias que enfrentan los profesores egresados de escuelas normales en comparación con profesores egresados de universidades en el campo laboral docente a nivel de educación secundaria?

Manuel Castells define el concepto de identidad bajo un concepto social, como el proceso de construcción del significado en base a atributos culturales. La identidad es el que y el donde se encuentra la persona en términos sociales. Cuando alguien tiene identidad se le sitúa a dentro de una sociedad mediante el reconocimiento de su participación dentro de las relaciones sociales; dicho reconocimiento es dado por los otros miembros de la sociedad.
Basándonos en esta teoría nos vamos a dirigir a la identidad que tienen los docentes normalistas y los docentes universitarios:

NORMALISTAS
1. Las materias disciplinarias específicas (historia, geografía, matemática, etc.)
2. Las materias pedagógicas generales (teorías o filosofías de la educación, historia de la educación, organización de la educación, política educativa)
3. Las didácticas específicas o métodos de enseñanza.
4. Las prácticas de enseñanza.


UNIVERSITARIOS
1. Favorece la investigación.
2. Se especializa en una disciplina.
Escasa implicación en la formación pedagógica y didáctica.

BIBLIOGRAFÍA:

Alliaud, A. (1992). Los maestros y su historia: apuntes para la reflexión, Revista Argentina de Educación, 10(18),69-91.

De Guzmán, M.(1986). Vida y muerte de las escuelas normales. Historia de la formación del magisterio básico, Barcelona: Promociones Publicaciones Universitarias, p. 404.

Latallada, Felisa A. (1916). Hogar y patria. Libro de lectura para grados elementales y superiores. (4 ed.). Buenos Aires: Fondo Bibliográfico Maestro Luis Iglesias.

Zapata, A. y Reyes, T. (1998). El profesor de escuela secundaria y su práctica docente. La Pizarra, (2). Recuperado Mayo 25, 2008 de
http://notas-sobre-educacion.blogspot.com/2006/11/el-profesor-de-escuela-secundaria-y-su_18.html

Míreles Ortega, I. (2001). Tradición y modernidad en la educación normal, entre la continuidad y la ruptura de la cultura normalista. Tiempo de Educar, (6), 46. Recuperado Mayo 23, 2008 de http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=31103603

Red Normalista (2007). Planes y programas. En normalista.ilce.edu.mx. Recuperado Mayo 25, 2008 de http://normalista.ilce.edu.mx/normalista/index.htm

Cabello Bonilla, V. (1994). Formación de investigadores en las normales del Estado de México. Perfiles Educativos, (65). Recuperado Mayo 20, 2008 de http://www.cesu.unam.mx/iresie/revistas/perfiles/perfiles-ant/indices/Frm65.htm

Mercado Cruz, E. (2003). De estudiante a maestro practicante: los ritos de pasos en las prácticas pedagógicas en la escuela normal. Tiempo de Educar, 4(7), 121-151. Recuperado Mayo 23, 2008 de http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=31100705

Juárez Rodríguez, J. A. (1995). La investigación y la formación de docentes en Educación Normal. La Tarea (7), Recuperado Mayo 25, 2008 de http://www.latarea.com.mx/articu/articu7/juarez7.htm


Latapí, P. (2004). La política educativa del estado mexicano desde el 2002. Revista electrónica de Investigación educativa, 6(2). Recuperado Mayo 23, 2008 de
http://redie.uabc.mx/vol6no2/contenido-latapi.html


Pérez López, F. M. (2003). Génesis y desarrollo de la Escuela Normal Superior de México 1881-1999. Revista Xictli, (49). Recuperado Mayo 23, 2008 de http://www.unidad094.upn.mx/revista/xictli.htm

Mata Vargas, E. (2000). El normalismo en Jalisco: retos y perspectivas. Revista Educar, (15). Recuperado Mayo 25, 2008 de http://educacion.jalisco.gob.mx/consulta/educar/15/15Mata.html.

Medina Melgarejo, P. (1999). Normalista o Universitario: ¿Polos opuestos o procesos y proyectos compartidos?. Revista Perfiles Educativos (83-84), Recuperado Mayo 20, 2008 de http://www.cesu.unam.mx/iresie/revistas/perfiles/perfiles/83-84-html/Frm.htm

;;